Se
trata de una cueva-surgencia, que merece especial
atención como ecosistema subterráneo
y sobre todo, por su yacimiento prehistórico
de los periodos solutrense y magdaleniense.
La Cavidad principal, de 5 metros de anchura,
posee tres entradas: la principal, otra entrada
menor, que actúa como surgencia discontinua
y la surgencia principal, por debajo de la segunda.
El desarrollo del complejo es sencillo, desde
la entrada principal, un estrecho paso conduce
a la galería del río subterráneo.
En época de crecidas, parte del caudal
rebosa por la sugencia discontinua. Aguas arriba,
la galería se hace más amplia
y con un desarrollo lineal, sin apenas ramificaciones.
En su tramo medio aparece la sima de la Figalina,
que enlaza con la entrada superior. Siguiendo
la galería llegamos a un punto en que
se hace impenetrable y solo la corriente de
agua accede a la cavidad.
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