De las razas de vacuno autóctono caben destacar
en el Principado la llamada carreña o de los
valles y la casina o de montaña. Ambas son
objeto de atención especial de un tiempo a
esta parte, en razón de la excelente calidad
de su carne para destino culinario. Después
de largos años de dedicación intensiva
a la cría de la ternera de leche, de carne
tan blanca como tierna, aunque de razas no tradicionales,
los ganaderos de la región, con el apoyo de
la Administración, empiezan a apostar seriamente
por la denominada carne roxa, procedente no sólo
de ganado autóctono sino de ejemplares más
hechos, a fin de proporcionar unas calidades superiores
tanto en sabor como en color.
Ovejas y cabras, sin embargo, que formaron en el
pasado parte muy importante de la cabaña ganadera.
están en minoría frente al bovino y
se destinan mayormente a la obtención de leche
para la elaboración de quesos, por cuya razón
-salvo en el caso de algunos cabritos de montaña-
lo que se consume como carne suele proceder de la
Meseta.
Rey del corral es aquí el llamado pitu de
caleya, pollo de aldea que siempre se crió
al aire libre de la caserías, comiendo cualquier
cosa menos pienso. Cuando parecía especie en
vías de extinción, la razón culinaria
parece estar recuperándolos: nada más
fácil de entender cuando el comensal se enfrenta
a cualquiera de estos ejemplares de aspecto próximo
a la caza.
El cerdo -aquí llamado gochu-, al igual que
en casi toda España, se encuentra históricamente
unido a la explotación agraria de tipo familiar
-en Asturias la casería-, en la que su anual
matanza suponía una fuente de proteínas
para repartir con prudencia a lo largo del año,
mediante salazones y embutidos. De entre estos cabe
destacar en la región las negras morcillas
-morcielles en el habla tradicional- arrugadas y secas
por efecto de la curación al humo de leña
de árboles del país.
Conocen variantes en moscancias, fariñonas,
bollas, pantrucos o emberzaos, mientras los chorizos
tienen igualmente personalidad propia, destinados
tanto a compangos como a la sartén, a rellenar
bollos -los preñaos- o a cocer en sidra. Hermano
mayor del chorizo, el chosco -también xuan.
xuanicu, pedro e incluso andoya cuando se embute en
el estómago del cerdo, por más que en
algunos puntos la andoya sea el mismo estómago
con un relleno próximo al dé la morcilla,
-extendido por diversos concejos, mientras la lengua
embuchada es característica del de Siero.
A pesar de la importancia histórica que haya
tenido la caza en la Asturias del pasado. la industrialización
ha venido acabando con la menor de la que sólo
quedan algunos vestigios en escasas perdices por ciertos
rincones del occidente y en las codiciadas arceas
(becadas) que llegan con el frío. La caza mayor,
por el contrario, sigue como e vivo para los numerosos
amantes del jabalí, del rebeco, del del gamo
o del venado que pueblan las muy diversas zonas de
montaña de la región, desde Degaña
hasta los Picos de Europa, pasando por Teverga, Quirós.
Proaza, Lena, Aller, Caso, Ponga o Piloña,
entre otros lugares.
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