Mar y montaña en proximidad tangible. Playas
y acantilados en continua alternancia. Villas, aldeas
y caseríos diseminados en un todo uniforme.
Dominando la comarca, valles, campos, huertas, arbolado...
Y marinería, y lanchas y barcos, agua y espuma.
Y allí en lo alto, al sur, la impresionante
mole de los Picos de Europa, atalaya sobre la tierra
y sobre el horizonte. Así es la Asturias costera
que abre su puerta de entrada en la ría de
Tina Mayor, en Ribadedeva y continúa por Llanes,
Ribadesella, Caravia, Colunga y Villaviciosa hasta
concluir en Gijón, ya en la costa central.
Dos palabras bastarían para resumir la esencia
culinaria de esta comarca: huerta y mar.
La primera nos habla de una tierra fértil,
cuna de todo tipo de legumbres y hortalizas y de unos
campos y praderíos que son garantía
de carnes, volatería y buenas leches. La fabada,
los potes de berzas, los guisos de patatas y de alubias,
los arroces con pollo de aldea podrían ser
ejemplos genéricos de la buena cocina oriental
en su aspecto huertano; pero centrando nuestra atención
en algunas especialidades concretas destacaríamos
los guisos de verdinas, las preparaciones de fabes
con jabalí; los tortos de maíz con huevos
fritos y chorizo; el pontruque, acompañante
de cocidos y potajes; y los pantrucos en compañía
de huevos fritos.
A su vez, bosques y praderíos regalan un amplio
abanico quesero que tiene en Llanes su foco más
representativo: quesos o quesucos (como se denominaban
tradicionalmente ) que hoy tienen como apellido el
pueblo o aldea donde se elaboran: Vidiago, Porrúa,
Pria, Carriles, Caldueñin
Y por fin, el mar. Un mar pródigo en especies,
sean pescados o mariscos, que honran la cocina de
la comarca; almejas a la marinera; percebes; sardinas
fritas o a la plancha; besugo y xaragu a la espalda;
ventrisca de bonito a la plancha; bonito al horno
o en rollo; fritos de rape o de merluza; lubina a
la llanisca...
Y, por supuesto, la simbiosis de huerta y mar, con
creaciones tan sorprendentes como: fideos con almejas;
fabes con almejas o con marisco, verdinas con angulas;
arroz con mariscos en paella...
La dulcería, sencilla y noble, tiene en el
arroz con leche, las tartas de manzana y almendra,
los buñuelos (Llanes) y en el requesón
con miel su exponente más claro. La sidra,
ya en la zona de Caravia, Colunga, Villaviciosa (en
esta última localidad sobresale la de tipo
champanizada), es bebida que deja recuerdos de asturianía.
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