Por Jorge Ignacio Sánchez
Gascona, 9. Oviedo Tel. 985 211 752
Si accedemos a la calle Gascona desde la parte baja, en el tramo que
se abre con la escultura dedicada a <<Las Guisanderas>> tras
la que en el buen tiempo se instala una amplia terraza, podemos iniciar
el periplo sidrero por la Sidrería Asturias. Un espacioso y concurrido
local decorado con funcional sencillez, donde predominan los tonos terrosos
del ladrillo visto del zócalo, sobre el que destacan pinturas murales
y cuadros con motivos marineros, y la terracota del suelo salpicado con
el inevitable serrín.
Acodados en la larga barra o sentados en una de las numerosas mesas,
podemos refrescarnos con unos culinos de buena sidra que podemos forrar
con alguna de las numerosas tapas: buenos embutidos ibéricos o
asturianos, frituras diversas, excelentes anchoas que adquieren en salazón
y preparan en la casa, algún marisco o un buen queso de Cabrales.
A la hora de la comida, el sustancioso y equilibrado menú del
día atrae una nutrida y fiel clientela que llena el local cada
día.
Al fondo, pasada la barra y la cocina, el comedor Puerto Chico ofrece
un espacio apartado para los que quieran disfrutar de un ambiente más
tranquilo, sin renunciar por ello a los beneficios del chigre, pues no
hay problemas para escanciar sidra si es esta la elección para
acompañar la comida.
La carta, bastante amplia, se nutre en sus distintas categorías
(Entradas, Pescados, Mariscos, Carnes y Postres), de platos tradicionales:
Sopa de marisco, Fabada, Fabes con almejes y un clásico de la casa,
el Arroz con bugre; pescados, carnes y guisos de caza, de elaboración
tradicional, sin que falte el típico arroz con leche.
Sin embargo la cocina del Asturias no se queda ahí. Junto a la
cocina sencilla y tradicional, un solvente equipo que conjuga veteranía
y juventud, elabora propuestas y combinaciones más actuales bajo
la batuta de José, que además de cuidar la procedencia de
los materiales marca la tendencia sugiriendo recetas frescas y novedosas.
La ensalada templada de Pixin, marisco y salmón; los lomos de merluza
al aceite de Baena con vinagreta, o el bacalao al aroma de las algas del
Cantábrico, son buena muestra de esta inquietud innovadora.
Digna de mención es la bodega, inhabitual no ya en una sidrería,
sino en la mayoría de restaurantes, que recoge una variadísima
y acertada selección que cubre la práctica totalidad de
la geografía vinícola nacional con algunos vinos realmente
destacables.
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