Nel, el Duernu, es muy tradicional, pero a la vez tan noble como la madera
de la que está hecho. Y como sé de buena tinta que valora
lo innovador y los avances tecnológicos, quise llevarlo en esta
ocasión a uno de los últimos llagares creados en la región:
La Nozala.
La Nozala despierta interés por varios motivos. En primer lugar,
por el éxito tan fulgurante que ha cosechado con tan solo dos años
de vida. En segundo lugar, porque tiene, sin duda, uno de los llagares
más bonitos y preciosistas de Asturias, y en tercer lugar, porque
ha logrado desde su nacimiento ir con el tren de cabeza, ha conseguido
ser uno de los cuatro llagares que han comprado manzanas seleccionadas
para abanderar una nueva sidra que comúnmente ya se denomina pata
negra.
En vez de en un llagar, parez que toi en la Capilla Sixtina,
nos espetó Nel. En la decoración de la sala de degustación
del llagar, realizada por el artista Chus Quirós, destaca el colorido,
la madera, por supuesto, y la iluminación. Ye un llagar diferente,
modernu, preparau pal futuru, señala Nel.
La idea de un llagar le rondaba por la cabeza a Víctor Escalada,
gerente de Asturvisa, desde hacía varios años. El principal
problema era el lugar de ubicación. Un cúmulo de casualidades
ofreció la posibilidad de comprar las naves que pertenecían
a Kas, en la parte trasera de las instalaciones de su empresa, en Porceyo.
Y el duernu apostilló: Meyor inversión, imposible,
porque así aforrarás muchu tiempu y dinero en desplazamientos.
La Nozala era un merendero con llagar situado en la falda de la ermita
de Santa Cristina de Lena, lugar de origen de Víctor Escalada,
que marcaba los veranos de los habitantes de la zona. Por ello quiso rescatar
este nombre para la sidra que elabora.
El llagar está compuesto por 22 depósitos de acero inoxidable
y 2 de madera, que por el momento todavía no se han utilizado.
El mantenimiento de la temperatura de los depósitos se realiza
mediante riego, vertiendo agua por las paredes exteriores, lo que además
de realizar perfectamente la función descrita, produce un efecto
visual atractivo, que se puede contemplar incluso desde la sala de degustación.
Y Nel tomó el primer culín, que al fin y al cabo es lo
que más le gusta. Ta de restallu, va dame pena luego dir
al bañu. Acababamos de probar la nueva sidra La Nozala Oro,
fruto de la selección de diecisiete variedades de manzana de la
región que habían realizado junto con otros tres llagares:
Trabanco, Muñiz y Foncueva.
Las ventas en este primer año han roto las previsiones más
optimistas. Por ello es previsible que en la próxima cosecha, ya
cercana, adquieran más manzanas, con el fin de embotellar una cantidad
superior a los quinientos mil litros de este año.
A Nel me lo tuve que llevar arrastrándolo por la pechera, porque
se quedó tan prendado de La Nozala que se quería quedar
a vivir allí. No en vano, es un llagar hecho con gusto. Pero no
era consciente que en estas instalaciones tan modernas ya no se necesitan
duernos de madera como él. Los toneles de madera también
están en desuso. Los llagareros ya no quieren dejar nada a la improvisación,
y para muchos, la madera ofrece muchos riesgos. Lo importante es que la
sidra siga sabiendo a sidra, como en La Nozala.
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