Ramiro Valdés
Existen dos variedades, gamonedo de Cangas y gamonedo de Onís,
dependiendo del pueblo y concejo donde se elabora. Ambos núcleos
de montaña, cuyo nombre compartido deriva de la palabra gamón,
planta de la familia de las liliáceas muy frecuente en esta zona,
están separados únicamente por 500 metros y entre ambos
está la línea divisoria de los dos concejos. Por tanto,
el ámbito geográfico comprende los quesos de la montaña
de Covadonga, macizo central, macizo occidental o Cornión, pertenecientes
al concejo de Cangas de Onís majadas o vegas de Enol, Fana,
de la Cueva, Comella, Orrial, Orandi, Redondiella y otras, y las
situadas en el vecino concejo de Onís: Ario, Arnaedo, Belbín,
Las Bobias, Braña Redonda, Las Fuentes y Soñín.
El buen queso se elabora de abril a agosto, época en que puede
contarse con la leche de las tres especies en los montes de los Picos
(en la actualidad ya se elabora todo el año, en época no
señalada generalmente, con leche de vaca). Todas las operaciones
se realizan en las cabañas de las majadas con métodos rústicos.
Se mezclan, sin una proporción determinada, las leches crudas y
enteras del ganado ordeñadas de la mañana y de la tarde
anterior y se calientan en cubos a una temperatura que puede oscilar entre
los 25-30 grados, generalmente comprobada por métodos manuales.
La coagulación se efectúa mediante la adicción de
cuajo comercial (hasta hace poco se empleaba cuajo natural de estómago
de cabritillo lechal). Se agita y se deja cuajar unas dos horas (quizás
un poco menos en el de Cangas que en el de Onís).
El desuerado comienza con el corte de la cuajada y reposo de la misma
para que vaya eliminando el suero, que se va extrayendo del cubo con garcilla
hasta dejar en el fondo únicamente la masa de la cuajada. El moldeado
consiste en pasar la cuajada a los moldes, actualmente de plástico
y anteriormente de madera (arnios), donde a medida que se pasa se va comprimiendo
con la mano, siendo esta operación el único prensado de
la pasta. El molde con el queso se coloca sobre una pieza de madera, el
presugo, para recoger el suero que vaya eliminando. Extraído del
molde, se procede al salado, frotando las caras del queso con sal común
seca, sin sacarla del arnio. Se deja entonces orear y acortezar durante
tres días. El gamonedo se ahuma en la propia cabaña de los
pastores durante un plazo de 20 días, aprovechando que siempre
hay fuego de leña. Este ahumado se efectúa en la talamera,
simple estante de madera colocado en el interior de la cabaña.
Durante este proceso se completa el desuero, se sala y se realiza la
fermentación láctica del queso. La maduración es
el único paso en la elaboración del gamonedo que diferencia
el queso de Onís del de Cangas. El primero completa el afinado
con la permanencia en cuevas naturales durante un mínimo de dos
a cinco meses, dependiendo del peso de la pieza (los grandes llegan a
estar hasta seis meses). Durante la maduración en cueva se enmohece
externamente, de modo natural, con un penicilium de color azul grisáceo,
que llega a penetrar en el interior. El de Cangas no se mete en cuevas,
sino que se deja reposar en la talamera durante más tiempo y luego
se pasa a un lugar seco donde reposará como mínimo otros
dos meses.
El queso de gamonedo de Onís es, por así decirlo, un intermedio
entre el queso gamonedo de Cangas y el cabrales. El proceso de elaboración
en la cabaña del pastor se diferencia poco uno del otro hasta el
proceso del secado y la maduración: el cabrales es de secado escaso
y una introducción en cueva casi inmediata; el gamonedo de Onís
es de secado más prolongado, acompañado de ahumado y posterior
introducción en cueva; y el gamonedo de cangas es de secado largo
y sin introducción en cueva. Este diferente proceso con alargamiento
del secado y la introducción o no en cueva, aparte de las características
diferenciales que imprime al queso en cuanto a sabor, aroma, color
tiene una importancia capital en cuanto a la proporción de humedad
o agua o, lo que es equivalente, a la proporción de extracto seco.
La diferenciación de los dos tipos del queso de gamonedo de cangas
y de Onís es poco conocida del público en general, ya que
estos dos tipos de queso no tenían hasta hace bien poco gran difusión.
En realidad, aunque los dos tipos eran perfectamente conocidos por los
entendidos de la zona, no se le dio mucha importancia en resaltar sus
características diferenciales, hasta el punto de que en los certámenes
queseros de Cangas de Onís se vino presentando hasta época
relativamente reciente el queso de gamonedo como un solo tipo. Fue por
los años setenta cuando a impulsos de expertos de la zona se empezaron
a reconocer las dos variantes de los gamonedos, con secciones diferentes
y premios independientes para cada una de las variedades. Esta diferenciación
se viene traduciendo en el precio más elevado en el gamonedo de
Cangas, en relación con el mayor porcentaje de extracto seco que
contiene.
En las tablas de quesos, el gamonedo se sitúa al final, pero antes
del cabrales y el casín. Los buenos reservas y crianzas de la Rioja
y Ribera del Duero resultan excelentes para acompañar a este queso,
sobre todo los de color cereza intenso, ribete teja, con aroma algo cerrado
pero complejo (bosque, cacao, ligeras notas oxidativas, elegantes), en
la boca redondo, graso, potente y persistente.
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