El Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agrario (Serida)
cuenta con un programa especial dedicado a la manzana de sidra, dirigido
por Enrique Dapena; que ha resultado clave para la selección de
variedades de alta calidad con las que deberá elaborar sidra acogida
a la denominación de origen.
Tras años de trabajo, el área de manzana de sidra del Serida
ultima un completo y detallado estudio, elaborado por Dapena y María
Dolores Blázquez, que será publicado dentro de unos meses,
en el que sus responsables analizan con profundidad las características
de los frutos con los que elaborará la sidra asturiana más
prestigiosa.
Las 22 variedades de manzana incluidas en el reglamento de la denominación
han sido seleccionadas con especial cuidado y atendiendo a varios criterios.
Así, cada manzana debe cumplir los requisitos de producción
elevada y regular, buena resistencia a los parásitos y enfermedades
(moteado, chancro, oidio, fuego bacteriano, pulgones y araña roja),
y una elevada calidad en materia organoléptica, nutricional y tecnológica.
Además, también se ha intentado que los elaboradores dispongan
del suficiente número de manzanas de cada variedad en cualquier
momento de la campaña sidrera.
Así, por periodos de maduración, de la primera quincena
de octubre sé, han incluido en el reglamento las variedades Clara
(amarga), Coloradona (dulce - amarga), Solarina (semiácida - amarga),
Panquerina (semiácida - amarga), Prieta (semiácida), Sanroquefía
(ácida), Blanquina (ácida), Teórica (ácida),
y Xuanina (ácida).
De la primera quincena de noviembre son las variedades Ernestina (dulce
- amarga), Meana (amargo - ácida), De la Riega (semiácida),
Perezosa (semiácida), Raxao (ácida), Regona (ácida
- amarga) y Fuentes (ácida), mientras que de maduración
entre la segunda quincena de noviembre y principios de diciembre se cuenta
con Collaos (semiácida), Verdialona (dulce), Perico (semiácida),
Carrió (semiácida), Durona de Tresali (ácida - amarga)
y Limón Montés (ácida).
El reglamento de la denominación de origen plantea numerosos controles
para garantizar el producto final. Así, en lo que se refiere a
cosecheros: de manzana, está previsto seguir con las podas, los
tratamientos y si se efectúa algún manejo inadecuado. Por
otro lado, se ha establecido un límite de 35 toneladas de fruto
por hectárea, ya que todo lo que supere esta cantidad se considera
una merma de calidad.
Además, las manzanas también deberán pasar un exhaustivo
control al entrar en el lagar.
Según los documentos que regulan la denominación de origen,
la recolección de la manzana, bien sea manual o mecánica,
se realizará en un estado de maduración próximo al
óptimo, lo que permite recoger el fruto con la suficiente firmeza
y limitar los daños derivados de su manipulación durante
la recogida, almacenamiento o transporte.
El transporte de la manzana a los lagares se realizará en sacos
o a granel, en tractores o en camiones. Se evita el almacenamiento prolongado
en sacos, a temperaturas elevadas y en lugares poco aireados.
La elección de la materia prima resulta fundamental para alcanzar
los parámetros de calidad que se persiguen con la denominación
de origen, una figura de protección para la sidra que abandona
la teoría rumbo a la realidad.
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