La Sidra en Miranda
(Avilés)
La sidra champagne
"El Astur" tuvo
una amplia propaganda tanto en España como en Ultramar.
Un poco de historia....
Se
puede decir que había lagares en cada pueblo. Era
frecuente que parte de la manzana recogida se pisara para
gasto familiar, tal como se hace hoy. No obstante sabemos
que en Miranda hubo un rincón que se llamaba "Las
casas del Llagar" y estaban ubicadas en El Llano. En
una de ellas vivió una tal Felisa, en la otra la
familia del "Canán": Emilio Campa Varela
y Sabina Rodríguez López. Allí nacieron
todos sus hijos: Luis, Mª Luz, Josefa, Sabino, Avelina,
Emilio, Florentino, Constantino, Aurelia "Lala",
y alguno más que murió al poco de nacer. Avelina,
una de las hijas, recuerda que esta casa fue vendida por
José Antonio Guardado Muñiz de Heros, a quien
luego compraron la casa donde vive ella ahora, pero, a pesar
de llevar siempre ese mote ("Las casas del Llagar"),
nunca supo ni a qué se debe el nombre ni mucho menos
a quien pertenecía el supuesto lagar.
Suponemos que se trataría
de un lagar de sidra común para el gasto y surtido
de algún chigre cercano, pues lagares familiares
debían de abundar, como abundan hoy, y por cierto
algunos con una producción de sidra natural inmejorable.
No damos nombres para no dar pistas ya que los impuestos
están siempre al acecho de cualquier tipo de iniciativa.
En "Las casas del Llagar" vive en una de ellas
actualmente José Ramón Fernández "Pepe"
y Araceli Álvarez. Otras han sido demolidas al abrir
la nueva vía de penetración a Miranda.
El Lagar, del que vamos a
tratar, topónimo que aún hoy se conserva,
está ubicado en el barrio conocido como "La
Cruz de la Foguera", un cruce de caminos cuyo significado
y origen desconocemos.
Robustiano Jesús Gutiérrez López, nació
en el barrio de Heros, el día 17 de noviembre de
1874. Sul padre, Francisco Gutiérrez de la Campa,
apodado "Francisco el Ciego", fue alcalde de Miranda
durante los años 1890 a 1900, y casó con María
López Fernández.
Robustiano contrajo matrimonio con Teresa Ávila López
el día 18 de enero de 1902. El tenía 26 años
y ella 21. Teresa había nacido en Astorga y era hija
de José de Ávila García Valdés
y de Juana López López. José Avila,
del que conservamos algunos poemas en bable y castellano,
había ejercido algún tiempo de calderero con
Pedro de Avila, su padre, por tierras zamoranas, y esta
es la razón de que algunos de sus hijos nacieran
en dicha zona.
Una vez casado, Robustiano
levanta el lagar en una finca que tenía en este barrio
de La Cruz de la Foguera. Primeramente se dedica a fabricar
sidra natural, circunstancia que le movió a abrir
allí un chigre con un salón de baile. El lagar
debió de empezar a funcionar hacia el 1910. La patente
y el darse de alta como fabricante fue entre 1910-14. Andando
el tiempo y acaso aconsejado por algún ducho en la
materia se hace con la fórmula y levanta allí
una fábrica de sidra champanada de gran renombre
por entonces y casi olvidada hoy si no es por el topónimo
de la casa.
Al principio, antes de echar a andar la fábrica,
el lagar contaba únicamente con una tosca prensa
de madera, según las hijas de Robustio: Maruja y
Salud, recuerdan ver trabajar en él a "Ferroñes"
(Manuel González) y un primo que residía en
El Caliero, cortando la magalla o pulpa, los niños
le ayudaban a prensar dando vueltas al rabil de madera.
Luego en vista del ingente trabajo para hacerlo todo a mano
Robustiano compró una prensa hidráulica con
lo que se aligeró enormenente el trabajo.
La manzana se cosechaba
en el mismo pueblo de Miranda, en donde, por cierto, la
producción no era escasa. Pero también se
traía de Gozón, de Illas, de Pillarno, e incluso
más tarde, como en estos pueblos muchos aldeanos
tenían pequeños lagares, traían ya
la sidra pisada y dispuesta para echar en las pipas a fermentar
para hacer la champanada.
Venían
carros y carros que esperaban la descarga en una fila que
llegaba hasta el medio de Miranda. El último año
se pagó el kilo de manzana a 25 céntimos,
anteriormente su precio no era más de 5 o 7 céntimos
el kilo, y se compraba por toneladas.
Lo pesaban y a continuación
o bien se tiraba en el prado, en lo que antes había
sido salón de baile o se subía a un desván
habilitado para este menester y al que había que
apuntalar con el fin de que soportase tanta carga; desde
él se tiraba la manzana a la tolva de la trituradora,
una especie de molino y de esta sacaban la pulpa colocándola
dentro de una especie de sacos, uno encima de otro, separados
por una tabla, sobre las que hacía fuerza la prensa
aplastándolas sobre una plataforma firme para así
obtener el jugo de la manzana.
Hacían
24 pipas diarias de sidra, una pipa por hora. Había
seis tinos o cubas que tenían unos 80.000 litros,
90 pipas cada tino. Cada cuba son 600 litros; los tinos
se lavaban descendiendo a ellos por medio de una escalera
debido a su altura: 6 u 8 metros de altura. Los residuos
de la fermentación, llamados la "madre",
que se sacaban del fondo del tino, se tiraba todo al prado.
Aquel año la zona afectada quedaba totalmente quemada
pero al año siguiente salía más hierba
que nunca.
A la sidra, una vez filtrada,
se le añadía el azúcar, el alcohol
y el conservante, según una fórmula secreta
que la familia conservó hasta el final, a fin de
lograr la champanada. La sidra destianada al champán
tiene que ser muy clara, debe tener dos años de reposo
por lo menos, de lo contrario no se puede champanizar. No
así la natural que se toma ya al año de fabricarse.
Una vez trasegada dos veces, a fin de clarificarla, se embotellaba
usando también gas.
Empezó por llamarse Sidra Champanada La Cierva (Memoria
Balance de la Mutualidad "Artime" Ejercicio segundo,
Avilés 1916, pág. 138), y con esta denominación
debió de exportase durante algunos años, al
menos hasta 1915. Los anuncios decían: "
"No tiene rival La Sidra Chanpagne "LA CIERVA"
(Consumo Universal) Cada día toma mayor incremento
la exportación a América. Los avilesinos,
los asturianos, los inteligentes dicen al probarla ¡¡No
hay sidra tan buena en el mundo!! Miranda-Avilés-
Asturias. Robustiano Gutiérrez".
Al parecer este nombre ya había sido registrado por
otra marca anteriormente y tuvo que ser sustituido, por
lo que vino en denominarse "Sidra Champagne El "Astur".
Las etiquetas de la nueva marca, en rojo, negro y verde
rezaban:
"Sidra Champagne El "Astur" Robustiano Gutiérrez,
sucesor de Avila y Gutiérrez. Avilés (Asturias).
Téngase la botella en posición horizontal.
Marca registrada".
De ello deducimos que Robustiano seguramente pensaba ya
en sus herederos como continuadores y dueños de la
marca de su boyante Empresa.
Cabe destacar como nota curiosa el diseño de tarjetas
para imprimir en ellas el Menú de los Restaurantes.
En ellas aparece la marca de la fábrica, una botella
de sidra, y un pie que dice "Fabricantes y Exportadores
Avila y Gutiérrez. Avilés", lo que
denota su buen sentido de la publicidad y el alcance que
trataba de dar a esta gran industria mirandina. El valor
de la botellas suelta se pagaba hacia 1920 al precio de
1,50 pts. Se calcura que se facturaba cada temporada (setiembre-enero)
más de un millón de pesetas de la de entonces.
Una de las metas que se propuso la La
Astur fue la exportación a Ultramar y vaya si lo
logró.
Durante muchos años al llegar los meses de octubre
y noviembre se preparaban grandes stock a fin de que llegaran
a tiempo para la Navidad pues no había Navidad sin
sidra champanada. Para América usaban nombres diferentes.
Manzabeitia y Compañía la exportaban bajo
la denominación de la Flor de Asturias. Seara, otro
intermediario natural de La Corrada (Soto del Barco), la
llevaba para Cuba y Montevideo, (aún recuerdan Salud
y su hermano Robustiano las horas que pasaban pintando letras
o pegando direcciones en las cajas...). De igual modo la
exportación se hizo para Chile y en especial para
Argentina en donde tenía un gran valedor, el Rey
de la Patagonia, hasta el punto de que llegó a colocar
allí a un pariente de Robustiano llamado Pepe Galán
Gutiérrez. Las cajas se embarcaban en el Musel de
Gijón hasta donde lo llevaban en camiones transportistas
de Avilés.
Nos dice Salud Gutiérrez, otra de las hijas, que
en varias ocasiones variaron el nombre según los
países a los que iba destinada y a petición
de los intermediarios importadores o exportadores a fin
de que tuviese más impacto la propaganda.
Pero también aquí había muchos representantes
no sólo en Asturias sino en toda España. Galicia
y Madrid se llevaban la palma en ventas, y Robustiano tenían
buen cuidado para dar cada año una vuelta por todas
las regiones visitando a los representantes. En realidad,
sabedor que la venta es lo esencial cuando el producto está
logrado, estaba más tiempo de viaje que en casa.
A este respecto no resistimos a la tentación
de reproducir unos versos de Vital Aza a propósito
de la sidra enviada a un amigo con motivo de su boda, un
casi "epitalamio". Dicen así:
"Con cariñosa atención
me anuncias tu matrimonio.
Haces muy bien ¡qué demonio!,
apruebo tu decisión...
... y termina:
¡Adiós!, te quiere y te
abraza
con su parabién sincero
tu entusiasta compañero
y admirador VITAL AZA.
P. D.
Adjunto mando un talón
de una caja de botellas
de sidra. Puedes con ellas
endulzar tu santa unión.
Que es la sidra gran receta
que la sangre purifica
y refresca y tonifica
y corrobora y aprieta...".
("Ni fu, ni fa", Vital Aza,
Barcelona 1890 págs. 55-56, dedicado a Don Antonio
C...)
No es aquí el momento de narrar
otras de las muchas vicisitudes de esta empresa sidrera
ubicada en Miranda, cuya fama traspasó las fronteras
de la provincia llegando su exportación hasta los
países americanos emulando así a la famosa
sidra de El Gaitero. Con Robustiano padre trabajaban sus
hijos Robustiano, Gerardo, José Antonio (fallecido
a los 22 años) y Salud.
En 1938 y desaparecidos los propietarios, la empresa fue
adquirida por la firma Cima de Colloto.
José María Cima García había
nacido en Colloto. A partir de 1884, después de unos
años de emigrante en Cuba regresa a su pueblo y pone
en marcha esta industria de sidra champañada ofreciendo
sus primeros productos y enviando a Cuba la primera remesa,
pero no llegó, puesto que durante la navegación,
al acercarse al trópico o por el vaivén se
avivó el gas las botellas y estallaron todas. De
Cuba se extiende a Méjico, Estados Unidos, Brasil
y Argentina. Obtiene un gran éxito en la Exposición
Internacional de Buenos Aires de 1911, llevando el gran
premio de honor, la más alta distinción de
aquel certamen. El Gobierno español le concedió
en 1914 la Gran Cruz del Mérito.
A
la muerte de José María Cima los herederos
entran en conflicto y uno de ellos a fin de hacerle competencia
al hermano se hace cargo del lagar y fábrica de sidra
champange de Miranda, llevando finalmente toda la maquinaria
para de Colloto donde tenían la fábrica, menos
la trituradora que aún está en poder de un
particular en Miranda. Esto debió de tener lugar
hacia 1950. Aún estuvo durante algun tiempo en manos
de un avilesino, Fermín, que trabajó luego
en maderas, pero eran época en la cual el azúcar
valía más que la sidra, e interesaba más
su venta, de modo que por esas fechas desapreció
por completo esta industria de Miranda.
Aquí únicamente dejaron
el sabor, el regusto de una industria que tanta gloria pudo
dar y tantos puestos de trabajo pudo haber tenido de haberla
conservado hasta nuestros días y que se nos fue absurdamente
del pueblo. También han quedado muchas personas que
trabajaron, sobre todo mujeres, y que aún conservan
vivo el recuerdo: Soledad Fernández, la hermana de
Margarita la de Don Juan, América la de María
Florona, Avelina la Canana (que trabajó allí
más de 40 años) y su marido Paco, Covadonga,
Aurelia y a veces la madre Carmen Campa "Nolán",
Obdulia Mariño, Aquí trabajó medio
pueblo, unos al campo y otros a la fábrica, obreros
fijos llegaron a ser unos 8 pero en época de más
trabajo tomaban parte en la labor más de treinta
personas Pilar y Zulima Varela, las Menudas, Leonor, Leonides
la Peruya, Las Antulas... en realidad en lo más alto
de la temporada trabajaba medio pueblo . Entre ellos había
equipos con una misión específica para cada
uno, por ejemplo Francisco Pérez se dedicaba de la
carpintería fabricando las cajas para la exportación,
su mujer Avelina hacía a veces de corchadora o de
almbradora para lo que usaban ya de máquinas. Floro
Peña y su hijo Luis "de Benita Mariana"
también de carpinteros arreglando las duelas d elos
barriles que eran devueltos en malas condiciones. Porque
otra de las ideas de Robustiano fue distribuir por los chigres
sidra champanada en estos barriles con serpentín
a fin de que se pudiera servir en cañas como se hace
con la cerveza. La idea fue muy bien recibida. Cuando Llegaba
la hora de preparar los envios para ultramar todo el personal
se dedicaba a colocar las etiquetas.
En Miranda existen ciertos vocablos sacados
de la jerga de los caldereros. Si tenemos en cuenta que
en aquel entonces el Bron estaba a la orden del día
con toda seguridad se usarían más de una vez
los siguientes términos que copiamos a continuación
a título de curiosidad:
Xarapa: sidra
Pumosa: manzana
Pumosero: manzano
Tonesca de xarapa: botella de sidra
Cope de xarapa: vaso de sidra
Proix chipeno de xarapa: "Un culín".
El nombre de xarapa fue bastante común entre los
avilesino de primeros de siglo. Sirvan estos dos ejemplos.
El primero tomado de un anuncio del Bar La Parra donde se
nos dice: "Hay Xarapa". El segundo unos veros
de Manín de la Llosa que recoge la Voz de Avilés
25-III-1915 y en los que saca a colación con motivo
de la fiesta de El Bollo lo siguiente:
"...Dicen que vien d´Uvieu
un tren botixo;
pa la fiesta del Bollo
¡qué regocixo!
Dicen que traen todos
en la solapa
un llaziquín muy guapo
¡vaya xarapa!...".
Hoy sólo nos resta lamentarnos
de que, habiendo sido Miranda un pueblo tan emprendedor,
sede de tantas industrias: texedoras, caldereros, alfareros,
madreñeros, sidreros, etc, quede tan poco de toda
aquella febril actividad que hubiera sido la tabla de salvación
en el trabajo para muchos de nuestros jóvenes.
Del hombre que emprendió y llevó a cabo con
tanto éxito la empresa sidrera champanada mirandina
sólo nos queda dejar constancia aquí de ello,
y agradecer su dedicación, depositando sobre su recuerdo
aquellos versos que una tarde me recitó su nieto
"Robus", y que se pueden leer de una capilla de
ánimas cerca de Barros, camino de Llanes. Ojalá
todos pudiéramos hacerlos nuestros, rezan así:
"Yo tuve lo que gasté
pero tengo lo que di,
sufro por lo que negué
y lo que guardé perdí".
Información facilitada por: Jose Manuel
Enlaces recomendados: http://www.mrbit.es/~miranda/index.htm