La Luna y la Sidra
Desde hace ya muchos años
se sabe, y se ha demostrado, la influencia de la luna y
su poder de atracción sobre el comportamiento de
todos los seres vivos, e incluso repercutiendo en el desarrollo
vegetativo de plantas y árboles. De la influencia
directa sobre los seres humanos ya existen suficientes datos
e incluso leyendas al respecto.
Este "poder mágico"
que tiene la luna, se refleja en su comportamiento sobre
plantas y árboles, así podemos decir sin ánimo
de no equivocarnos en absoluto, que para efectuar podas,
aclareos y despuntes se ha de buscar la fase lunar en menguante,
siendo en esos momentos cuando la sabia está en la
parte de abajo. El "sufrimiento" del árbol
(manzano) es bastante menor, y por lo tanto el riesgo de
dañarlo seriamente disminuye de forma considerable.
En fase lunar en menguante la presión atmosférica
es alta por ello los desarrollos y procesos naturales quedan
un tanto "adormecidos".
El proceso de mallado respetando
las formas tradicionales ha de hacerse obligatoriamente
en menguante, ya que los gases carbónicos que ya
empiezan a generarse al llenar los toneles completamente
quedan con menor actividad, mientras que si se hiciera en
otras fechas el riesgo de que se revuelva la sidra es bastante
más alto y puede llegar a ser muy perjudicial.
Para el corchado la situación
se presenta muy parecida, la presión atmosférica
en menguante impide dentro de lo posible, que al poner "la
canilla" en la "portiella" y abrir para corchar,
la sidra se puede enturbiar. Hay que recordar que uno de
los mayores enemigos del buen cuidado de la sidra natural
y tradicional es el movimiento ocasionado por el viento.
En menguante los gases no suben con tanta facilidad a "la
zapa", por lo que el riesgo que podamos tener para
que la sidra se oscurezca y se mezcle en cierta manera con
la "borra" o "gurullu" es menor,lo que
nos evita llevar al traste y perder la calidad de toda una
llagarada.
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